Siempre he dicho que debería ser obligatorio ir a París al menos una vez al mes. No hay mejor alimento para el alma (un alma soñadora como la mía) que visitar la ciudad de la luz de vez en cuando. Porque aunque estemos sumidos en plena cuesta de Enero, escaparse un par de días puede ser un antídoto perfecto contra la apatía propia de los días más fríos del invierno.
Me gusta peregrinar a las ciudades en busca de la última exposición de moda. Me hace sentir como si estuviera empapándome poquito a poquito, viaje a viaje, de todo lo que siempre he querido saber. Y ahora mismo haría mi maleta express y me pillaría un vuelo a París para ver la exposición de Bettina en la Galería Azzedine Alaïa que termina este 11 de enero (Galería Azzedine Alaïa 18 rue de la Verrerie).
Bettina fue una bella modelo de los cincuenta, un perfil perfecto y elegante, una cintura de avispa, un porte aristocrático, la maniquí más fotografiada de Francia. Simone Micheline Bodin (1925) fue rebautizada por el diseñador Jacques Fath con este apodo con el que siempre se la conocería.
A pesar de su metro sesenta y cinco, fue una de las primeras supermodelos del siglo XX, cuando aún las tops no eran tales y tuvo el glamouroso destino de casarse con un principe,el pakistaní Ali Khan cuando aún no se hablaba del fenómeno celebrity.
Se pudo permitir rechazar al mismísimo Christian Dior y se convirtió en musa de uno de los más grandes; Hubert de Givenchy. En la retrospectiva del diseñador en el museo Thyssen de Madrid se expone la blusa Bettina (1952) convertida en pieza icónica de la historia de la moda y dedicada e inspirada en la modelo.
|
Blusa Bettina |
La exposición Bettina, que terminará en unos días, le rinde homenaje a través de los fotógrafos más emblemáticos que la retrataron; Irving Penn, Cartier-Bresson o Robert Doisneau.
La legendaria modelo afirma a sus 89 años de edad mantener la misma pasión e interés por la moda que entonces aunque encuentra que las modelos de hoy en día son “demasiado delgadas” y que en aquellos años eran más voluptuosas. Sin duda. Bettina tuvo la suerte de vivir los años de esplendor de la Alta Costura y el reinado de la elegancia, esa elegancia que ella misma conserva perfectamente en su vestido negro de Alaïa.
No hay comentarios:
Publicar un comentario